Desglose



Fui a buscar postales teniendo una idea de lo que buscaba. No quería quedarme nada más con un mensaje escrito, sino que quería transponer una estética también.  

Empecé por desglosar el mensaje. En ese todo que se quiere expresar en tan pocas palabras. Sólo me quedé con tres frases:
“mi amor”
“no tiene los mismos colores”
“hasta acá”.
Ni siquiera son frases enteras, sino piezas del todo.

Desconocer al emisor y al receptor me hace cuestionar el más allá de lo netamente escrito, sino que el hecho de que la identidad del receptor sea “mi amor” me presta a pensar que podría ser para cualquiera. ¿Qué pasaría si este mensaje se lo escribió a tres personas más? ¿Y si quién lo manda en realidad no es quién dice ser? ¿Qué me sugiere la imagen del mensaje? Y desde acá partí.

Sin olvidar que soy una nueva receptora haciéndome de cartas fuera de contexto me planteo: Lo que no sabemos, lo que es cierto y lo que creemos que es.

Veo dos imágenes, fotografías, selectivamente pintadas, entre grises y colores que ni siquiera bordean bien las líneas. Un difuminado en un cuerpo que parece desnudo, que sugiere. ¿Qué es todo lo demás que no vemos? ¿Qué no leemos? Aquello que está implícito que sólo decodifican las partes.



Prueba estética




Estructura


*Con la siguiente descripción pretendo generar una aproximación a la pieza sin adentrarme en lo técnico, sino hacer una especie de sinopsis desde mi punto de vista.


Una Mujer está solitaria. Está a la espera. Está acurrucada en su silla. No se le ve su cara, ni sus manos. Sólo se ven sus ropas negras que llegan al suelo. No está de luto, está esperando. Los adornos no adornan. Los vacíos no llenan.
Una Mujer abre su boca y gesticula. Sus palabras se oyen lejanas, se oyen con eco. “Mi amor” se le oye decir con delay.
De golpe nos ve. Sabe que estamos ahí, pero no nos deja ver sus ojos porque se tambalea de un lado al otro. La buscamos pero sus ojos vuelan al cielo. Silencio y con un nuevo delay se oye pronunciar las palabras más enfáticamente “mi amor”. Su boca parece esbozar un gemido.
La mano de un Hombre se posa como la cola de un pavo real y corta un papel con un dedo.
La Mujer se ríe, tiene una mancha entre los dientes. Se oye un crujido combinado con saliva.
Ese sonido sigue mientras recorremos el pelo en el pecho del Hombre. El sonido sigue y la Mujer se ríe, pero ya no es joven, se le marcan las comisuras y tiene partidos los labios. Pero aquella mancha en el diente permanece intacta. Intenta borrarlo pero lo empeora. No puede quitarlo. Se cruza de piernas. ¿Se ven plumas?
Las páginas de la guía telefónica se mueven rápidamente. Un dedo elige azarosamente. Se oyen las palabras “mi amor”. El Hombre se abalanza. La Mujer cae en la cama. Se ve la boca fruncida de la Mujer mayor. El Hombre hace una mueca. La Mujer mayor sonríe dejando ver saliva negra de su boca. El Hombre posa su mano sutilmente sobre la entrepierna. Arranca una hoja de la guía. Meneo de caderas del Hombre. Palmada sobre el muslo de la Mujer. Murmullo del Hombre. La Mujer joven mastica la página de la guía. El Hombre transpira, el Hombre se tensa, el Hombre se fragmenta. Cuello hacia atrás de la mujer mayor. La Mujer joven agita un frasco con liquido. Ojos de Mujer nuevamente en blanco mirando al cielo, y pestañea, mira de izquierda a derecha como si estuviera leyendo, se vuelven blancos nuevamente. Éxtasis.









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